Es un modelo simple, pero creo que útil, y podría usarse personalmente o como sociedad o como partes de la sociedad. Con números y opciones, como siempre. Porque los problemas son prácticos.
Resumo lo que dice Dougald:
1) "El fin del mundo tal como lo conocemos" no es "el fin del mundo punto y final".
2) Hay quien ha intentado vivir un año sin dinero. Puede que el dinero sea una de esas cosas que puede existir en exceso y, si supera cierto umbral, ser contraproducente. Habría que buscar el camino intermedio, menos "mediado por el dinero".
3) Un modelo simplista implicaría ver para qué usamos el dinero (lo que Dougald llama las "5 funciones sociales del dinero") y luego buscar sustitutivos para el dinero en cada una de esas áreas. (Yo creo que esto describe cosas que ya están ocurriendo.)
- Usamos el dinero para sobrevivir = subsistencia = seguir vivos. Comida y techo.
- Usamos el dinero para la seguridad = que el mundo sea menos impredecible. El sustitutivo serían las relaciones sociales.
- Usamos el dinero para el lujo = compras especiales y fiestas. Por definición no dependemos de eso. Si lo tienes lo usas.
- Usamos el dinero para el estatus = los juegos de ser más que los demás.
- Usamos el dinero para acumular = pensar que "más" es "mejor". No es un principio universal, pero sí muy asumido en las sociedades altamente monetarizadas.
- Personal: ver cómo lo usamos, cómo nos influye, y qué opciones tenemos.
- Social: ver los efectos de los distintos tipos de actividad económica, y ver que el dinero ha permitido desarrollar algunas actividades, a costa tal vez de congelar el desarrollo de las relaciones sociales, hasta el punto de que somos torpes haciendo algunas cosas sin dinero. En buena parte porque elimina la motivación intrínseca de los trabajos. Y en parte porque la monetización rompe, inactiva o adormece las relaciones sociales.
- Adaptativo: ver las formas de adaptarse a un futuro posiblemente menos monetarizado, lo que sería una necesidad y también la oportunidad de mejorar algunas cosas si afrontamos los efectos perversos y contraproducentes del exceso de monetarización. Hay "bolsas" dentro de nuestra sociedad donde ya se vive con menos dinero: comunidades religiosas, okupas, y comunidades donde la motivación por el dinero es menor que por otros valores. Esas "bolsas" pueden tener un papel desproporcionado a la hora de aprender a adaptarse a ese tipo de escenarios.
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