Optimismo, pesimismo y más allá

En ocasiones, vemos a una persona optimista y nos puede parecer "forzada". ¿Por qué sonríe, con la que está cayendo?

Usando mi parcialmente entrenada capacidad para buscar explicaciones alternativas (como diría el Dr House: "diagnóstico diferencial"), se me ocurren varias posibilidades, que ni siquiera son excluyentes.

Puede que el sonreidor tenga información de la que los demás carecemos. Tal vez incluso entienda la economía, y posea modelos teóricos sólidos que dejan claro que todo va a mejorar pronto y para todos. Por favor, que nos lo explique.

También puede ser que nuestro sonreidor compulsivo esté, simplemente, en plena negación. La realidad tiene muchos componentes, y los negativos lo son demasiado. Si va de convencedor, tal crea que si todos sonreimos todo va a ir mejor. Y algo de razón tiene, porque dejarse encandilar por el coche fue lo que mató al ciervo.

Seguramente hay más alternativas, pero como tengo cosas que hacer (y tú también) lo dejo en una tercera:

Nuestro héroe ("saco de carne" entre otros 7000 millones) sabe lo de los ingredientes, sabe fijarse alternativamente en unos y en otros, y ha decidido - al menos hoy - que el agua del fondo del barranco (más escasa en proporción que la mitad del vaso proverbial) es suficiente para seguir haciendo alguna cosa un tiempito.

(¿Dónde estará el emoticono de encogerse de hombros?)

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