El caso es que si las cosas cambian hay que cambiar "el chip", como dice la gente moderna.
Para cambiar nuestras ideas hay que hacer lo siguiente:
- Ver qué acciones vemos "tocadas por la crisis". Por ejemplo "gastar minutos y minutos de comunicación con teléfonos móviles de última generación".
- Ver a qué necesidad "profunda" sirven. Por ejemplo, "comunicarse".
- Ver de qué otra forma puedes "servirte" esa necesidad. Por ejemplo, hablando con la gente que tienes cerca.
A veces hay que dar más de un paso en la abstracción. Ir en avión es para transportarse, y transportarse es para hacer negocios, y también se puede hacer negocios por teléfono o videoconferencia.
Una idea concreta te lleva a una idea general, y de esa idea general pasas a otras ideas concretas. Se puede convertir en un juego de sobremesa, si giras un bolígrafo para que acabe apuntando a algo aleatorio. Si señala a un tenedor puedes decir "tenedor, acercar comida a la boca, alternativas: palillos, cucharas, etc". (Reconozco mi deuda conceptual con Edward de Bono, sí. El mejor libro: "cómo enseñar a pensar a tu hijo" de editorial paidós, aunque creo que la traducción de "6 sombreros" de paidós está mejor que la de granica.)
Flexibilizar la mente, vamos.
Ocasiones habrá de practicar en 2009, me parece.
Ah, bueno, y Feliz Navidad. :-)
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