Quién y Para qué

He leído que el Príncipe Carlos dijo que las generaciones futuras nos recordarán por, no por lo que dijimos, sino por lo que hicimos.

Escucho a personas quejándose, diciendo que hay que votar o votar distinto, dando ideas, contando cómo se hacen las cosas en otros sitios ... Yo también lo hago, y la pregunta sería, ¿podemos aumentar la eficacia de lo que proponemos, para proponer cosas que se puedan hacer y tengan un impacto real?

Piénsalo un momento y luego me dices.

Aquí va lo que he pensado personalmente.

Lo que está ocurriendo es que hay cambios. Durante un tiempo se ha destinado el dinero (y la energía, y la atención, y cualquier otro recurso, pero con el dinero se ve bien) a unas cosas concretas. Y ahora nos planteamos dedicarlo a otras cosas, también concretas.

Puedes imaginar que es como esos cambios de dirección de las vías de tren. Buscamos una nueva forma de gastar el dinero. El poco o mucho que haya. Gastarlo de forma útil, porque de repente no hay dinero para gastarlo en tonterías.


No hay fuerzas para empujar en desvíos que no se vayan a mover.

Igual que, tal vez, no haya demasiado tiempo disponible para que nos dediquemos a pensar o decir cosas de poco impacto práctico.

De lo que se trata es de hacer cambios posibles y a mejor. Las opciones amplias son "no cambiar", "hacer cambios sensatos" y "hacer cambios insensatos". Si elegimos "no cambiar", puede que los cambios nos vengan impuestos en el futuro, en forma de "caos", "dictadura" (o en general que otros nos impongan lo que a esos otros les viene bien), "milagro", o las alternativas abstractas que sean. (Pero concretadas.)

No se trata de ofrecer alternativas sin más. Tienen que ser buenas y factibles. Creo que está justificado que digamos que algo "debería hacerse" o "qué enfadado estoy con esta gente". Hay que ventilar el cabreo, pero me atormenta una pregunta: ¿y luego qué?

Creo que conviene distinguir bien quién es el responsable de cada montoncito de dinero, y cuál es el objetivo que se persigue. Entonces, se pueden proponer ideas que se puedan ejecutar en la práctica y que tengan un beneficio.

Un ejemplo son los viajes del inserso. Una queja es que se le paga el viaje a muchas personas, y de esas personas hay algunas que tienen dinero para pagarse su propio viaje. Se ofrecen varias ideas: seleccionar mejor a los beneficiarios, darles ese dinero en mano para complementar sus pensiones, y llevarlos a viajes más cercanos. (Puede haber otras menos convencionales, como invitarlos a hacer algo que sea a la vez entretenido y productivo, en el sentido de contar historias a los jóvenes o que los ancianos sanos cuiden a los menos sanos.)

¿Cómo eliges la mejor opción, y cómo piensas en otras opciones? Respondiendo a lo de "el responsable" y "el objetivo".

Si, por ejemplo, el responsable del gestionar ese dinero, el dinero de los viajes del inserso, es el ayuntamiento, entonces tal vez no haya una manera fácil de derivar el dinero para compensar las pensiones, si el ayuntamiento no tiene información sobre las pensiones de todos los mayores. (Hablo en hipótesis porque, francamente, no conozco el tema.)

La otra pregunta es la referida al objetivo: ¿para qué se gasta ese dinero? Si se gasta para que los mayores vean cosas interesantes, a lo mejor pueden ver cosas interesantes más cerca de casa (y de paso se hace un gasto local en Canarias).

Lo que quiero decir es que la pregunta hay que reconvertirla para convertirla en una pregunta práctica. En este caso, ¿de qué mejor forma se puede gastar el dinero el ayuntamiento (o quien sea que lo tiene)?

Si aplicamos este "método mental" a los gastos y a otras cosas, de forma sistemática, como un hábito, creo que podremos proponer mejores ideas.

Al fin y al cabo, es cuestión de responsabilidad y objetivos.

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