La comida

En Canarias tenemos un problema con la comida.

He revisado las cifras del ISTAC y, si sumamos la "masa vegetal comestible" que se produce en Canarias y la dividimos por el número de personas que vivimos aquí y por los días que tiene el año, resulta que en Canarias producimos ... ¿cuánto dirías que producimos?

Yo pensaba que unos pocos cientos de gramos, porque por otro lado resulta que importamos el 80% o más de lo que comemos. Pero no: resulta que producimos más de un kilo - exactamente 1.350 gramos - por persona y día.

Esa cantidad de comida, y un par de litros de agua, y uno podría considerarse alimentado. ¿Que puede ser que esa masa alimentaria se reduce al cocinarla? Sí, pero también hay que tener en cuenta que falta añadir algo más de medio huevo diario, y alguna otra proteína de origen animal.

En resumen: con esa cifra, parece que podríamos alimentarnos con lo que da nuestra tierra.

Pero las cosas no funcionan así.

La mayoría de lo que producimos, con diferencia, son plátanos y tomates. ¿Te imaginas comer esencialmente plátanos y tomates de lunes a domingo? ¿Todas las personas, todas las semanas, todos los años? Así que está claro que el nuestro es un problema de diversidad. De una extraordinaria falta de diversidad.

Sí, pero eso ya se sabe "desde siempre". En Canarias siempre hemos sido mucho de un oligocultivo. ¿No?

Pues no, oiga. En Canarias, hace muchos años, la gente cultivaba para comer y no hacía tonterías: cultivaba lo que comía (y comía lo que cultivaba). Pero, eso sí, somos mucho de un oligocultivo cuando nos dedicamos a exportar. En ese momento, yo no sé qué pasa por la cabeza de los agricultores (o de los dueños del terreno), que prefieren hacer todos lo mismo y acaban cultivando una o dos cosas mayoritariamente.

No sé si llamarlo oligocultivo o cultivo oligoneuronal. Sin ánimo de ofender. Es simplemente que los hechos muestran que vamos "todos a una".

Falta una visión estratégica a medio y largo plazo. Hay que diversificar la producción y ocuparse del mercado local. Nos interesa estratégicamente, no vaya a ser.

El enorme problema es cómo.

Yo creo que debe haber algún "truco malo" con lo de los incentivos. Algo gana cada uno haciendo lo mismo que todos los demás; porque, si no fuese así, no lo harían. ¿Es una cuestión económica, psicológica, ambas, u otra cosa totalmente distinta?

Creo que en parte es falta de imaginación. Porque no se imaginan que en algún momento puede hacer falta tirar de esa inversión estratégica en diversidad productiva. Y porque no se imaginan que podrían tal vez cambiar las reglas del juego para producir más beneficio. Dos "faltas de imaginación" por el precio de una, oiga.

Lo primero, lo de que tal vez un día haga falta mejor lo dejamos para otro día, pero tiene que ver con las posibles situaciones en que sería mucho mejor para nosotros poder comer de lo de aquí, o por lo menos tener esa libertad.

Esas situaciones incluirían por ejemplo una bajada del turismo por el motivo que sea. Por ejemplo, porque suba mucho el precio del petróleo. O porque haya alguna crisis multinacional. O porque los turistas, que a veces piensa uno que son como las plagas de langosta, sencillamente se cansen de venir aquí y se vayan a otros sitios durante muchos meses seguidos.

Lo segundo, lo de cambiar las reglas del juego para que haya más beneficio, tiene también su miga y su detalle.

Para empezar, puede y debe pensarse que la situación actual favorece a alguien. A personas y grupos concretos a los que no tengo el gusto de conocer. A importadores que están muy subvencionados, o a agricultores que obtienen ventajas de hacer las cosas exactamente como las hacen, o a quien sea.

Digo esto no porque conozca a nadie en esta situación, sino porque me lo imagino: las cosas son como son porque es bueno para alguien. (La alternativa - que todos seamos imbéciles y teniendo información y poder busquemos nuestra desgracia personal - no me parece demasiado razonable. Pero vaya usted a saber, claro.)

Entonces la cuestión se convierte en las preguntas siguientes:
  • ¿Cuáles son exactamente las reglas del juego?
  • ¿A quiénes benefician?
  • ¿Qué otras reglas podríamos inventar?
  • ¿Cómo podríamos hacer efectivos esos nuevos diseños?
  • ¿Quiénes se verían perjudicados?
  • ¿Cómo podemos hacer para que no se vean perjudicados (por ejemplo facilitando que puedan reinvertir en el nuevo modelo)?
  • ¿Cómo diseñamos y aceleramos el cambio?

Nos queda mucho que estudiar, que comentar, que entender y que diseñar.

Hay que darse prisa, diría yo. Porque el cambio es intenso. Y porque nos puede hacer falta antes de que hayamos logrado las grandes cosas que son necesarias.

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