Ah, pero no hay alternativa a la democracia, me dicen. Una persona, un voto, me dicen.
No digo lo contrario. Pero sí me opongo a pensar que el sistema actual no es mejorable. Para quitar la doble negación, afirmo que es mejorable.
¿Y cómo, me dirán? He reunido algunas ideas que he visto o escuchado por ahí. Ninguna mía.
- Que los votos en blanco se conviertan en asientos vacíos. El partido A tiene el 40% de los escaños, el partido B tiene otro 40% de los escaños, y hay un 20% de escaños vacíos. Durante esta legislatura, A y B tendrán que colaborar para sacar cosas adelante. En las próximas elecciones, cada uno de ellos intentará "conquistar" al 20% que votó en blanco. Y dejarán de despreciar a quienes, hoy por hoy, desprecian a todos los partidos políticos casi por igual.
- Que en vez de referendums haya "preferendums". A veces no se trata de elegir entre 2 opciones. Si hay 3 alternativas, puedes ordenarlas: A mejor que C, y C mejor que B. O puedes tener 10 mini-votos y dar 8 mini-votos a B, 1 mini-voto a A, y 1 mini-voto a C. Ya lo hacen los de Gran Hermano, así que no es que sea imposible ni impensable, porque ya se ha hecho y gente normalita lo entiende. (No sé si los de GH son gente normalita.)
- Votos personalizados y retirables. "Señor Fulanito, ya no tiene usted mi apoyo." Con preaviso para que Don Fulanito busque una casa de alquiler más barata, y para evitar que un enfado súbito del personal agite el barco demasiado rápidamente. Rediseños discutibles.
- Votos transferibles individualmente, por asuntos concretos. En asuntos de Educación me fío de los miembros de la familia que son maestros, y les transfiero mi capacidad de votar en esos asuntos. Alguien puede que se fíe de mi criterio en, no sé, ¿energías renovables? O por lo menos se fía de que yo buscaré a mi vez a alguien que sea de fiar, y le transferiré mi capacidad de votar en esos asuntos. El Ministro de Molinos sería el que acumulase más confianza. Si es bueno engañándonos a todos, nos merecemos lo que nos pase.
Y luego está el tema de cómo convertir esas opciones en algo práctico y real. Ahí nos encontramos el verdadero problema de fondo: la Democracia 1.0 no es fluída. No acepta "parches a prueba". Es como un avión al que no se le puede cambiar el motor en pleno vuelo, nos dicen. Una parte de la realidad, se sospecha, es que quienes están dentro no querrían ni por un momento modificar las reglas del juego que les han permitido llegar ahí.
Hay quien habla de "parlamentos en la sombra". Estructuras sociales, tal vez usando algo parecido a las redes sociales tan "en ebullición" actualmente, para crear un órgano de opinión pública real. No vinculante pero cada vez más cercano a lo que los ciudadanos quieren. ¿Podría ocurrir que, en algún momento, los parlamentarios reales se viesen incentivados a hacer lo que proponga ese órgano, sencillamente porque ese órgano predice mejor que ninguna encuesta cómo van a votar los ciudadanos en la próxima?
Bueno. Disculpen que haya cedido a la tentación de hablar de política un rato. Ahora, a trabajar. :-)
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