No sé pero no importa

Hola?

Pst, eh!

Te sientes distraído (o distraída), abrumado (etc), y sin saber qué hacer?

Es normal.

Lo predecía Alvin Toffler con su libro "El shock del futuro", publicado en 1970, es decir hace casi 40 años. Mucha información, muchos cambios, muchas decisiones. "Muchas" significa "más de lo que nuestro sistema permite sin pagar un cierto precio".

Lo predecían los de "La metamorfosis de la humanidad", un libro que tengo que reencontrar en alguna caja, del que no encuentro referencias actuales, y que fue mi introducción a las curvas exponenciales y a qué pasa después. Los límites físicos de una curva que quiere comportarse matemáticamente como una exponencial son, considerados ampliamente, los límites en los recursos para crecer. Al "tropezar", por decirlo suavemente, con los límites, el sistema necesariamente cambia y las variables que han ido creciendo se estabilizan, se colapsan, o siguen un curso oscilante tendente a la reducción. Esa reducción no tiene por qué ser totalmente dolorosa, como cuando después de bailar alocadamente te regalas una noche de sueño reparador, pero es una reducción.

Lo están estudiando los de un instituto en Inglaterra donde proponen el término "emergencia conceptual" ("conceptual emergency" para los de Burgos), que viene a ser la situación psicológica descrita por el "shock del futuro", pero aplicada a millones de personas simultáneamente, y con ideas concretas sobre qué hacer para adaptarse y subirse a la ola sin que nos arrolle.

Y, para no aburrirte, es lo que vienen a comentar con estilos muy distintos el señor Leopoldo Abadía y el señor Vinay Gupta, que vaya mezcla acabo de hacer.

Don Leopoldo Abadía, en su libro sobre la Crisis Ninja, que recomiendo sin dudas, propone que la crisis hay que aceptarla con todos sus componentes, y luego sugiere que el comportamiento mejor en su opinión tiene tres componentes: "prudencia, no distraerse y optimismo". Dice también que es importante tener un modelo del mundo, y estar dispuestos a discurrir, es decir pensar, usando una servilleta de papel o un mantel completo según sea el caso. Y usando, como hace él, nuestra propia cabeza.

Gupta, por otra parte, propone un modelo para la "resiliencia", es decir la capacidad de resistir, que extiende como un chicle para acabar incluyendo la necesidad de considerar en qué circunstancias es mejor la "revolución" que la vuelta al estado anterior. Y, blando que es uno, personalmente considero que la "revolución" es sólo un punto más en el rango de "posibilidades de cambio": desde cambio cero hasta cambio radical. Y sospecho que se puede ser revolucionario sin estar enfadados, sin ganas de molestar, sin odios y sin destruir más que lo esencialmente necesario, y aún eso con cuidado y respeto unos por los otros. Y, tal vez, empezando por "revoluciones interiores", como podría ser dejar de fumar o cosas parecidas. Que, a veces, la violencia es lo menos revolucionario del mundo, porque ya se ha hecho y no funciona bien.

En mi opinión, lo que no nos va a quitar nadie es la posibilidad de "discurrir" como dice el señor Abadía. Incluyendo la posibilidad de pensar de manera radical, jugando con nuestras ideas para encontrar posibilidades que, francamente, no se nos habían ocurrido y pueden estar bien. Como el petirrojo de Abadía que encuentra cosas a base de dar saltitos y mover el cuello en todas direcciones. O con "estrategias cognitivas basadas en un modelo del sistema nervioso humano como sistema auto-organizado y por tanto con propiedades asimétricas a la hora de elaborar patrones" como diría Edward de Bono, que también tiene cosas concretas que aportar para quien quiera usarlas.

De aquí no se sale haciendo más de lo mismo.

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