En muchos países usan lámparas de queroseno para ver cuando les falta la luz del sol.
Decir "lámparas de queroseno" es mucho decir. En su mayoría son botellas llenas de líquido inflamable, que producen humo tóxico e irritante. El combustible hay que irlo a comprar lejos, y supone una parte sustancial de los ingresos familiares.
Al rescate, una empresa con ánimo de lucro, que está empezando a comercializar el "Mandarín", una lamparita que tiene LEDs por un lado y placa solar por el otro.
Por lo visto, obtienen parte de sus ingresos a partir de los intercambios económicos internacionales a cuenta de las emisiones de CO2. (No lo entiendo, pero si funciona, funciona. Y sospecho que puede y debe llegar a ser rentable por derecho propio, con fabricación masiva.)
Las ventajas son llamativas para quienes damos la iluminación por sentada:
- Se puede encender con facilidad si te tienes que levantar por la noche. Incluso si eres un niño que se levanta a orinar.
- Puedes estudiar más rato, con más comodidad, sin que se te irriten los ojos.
- La familia (4 hijos) se ahorra 5 litros de queroseno al mes. Ese dinero ahora va para pagar la guagua del niño que va a estudiar secundaria y le queda lejos.
- Se ahorran también reemplazar botellas rotas 4-5 veces al año.
Implicaciones: esto es parte de la visión Un Hermoso Mundo: mejorar la vida de las personas con tecnología básica, simple, que libera energías para que cada quién haga luego sus propios cambios (estudiar, mejorar el huerto, ¿quién eres tú para decidirlo?, ¿alguien decidió qué hicieron nuestros abuelos?).
No hay comentarios:
Publicar un comentario