Las vías de transporte son un buen invento. Podremos mejorar algunas cosas, tales como hacer coches más ligeros (rmi.org) o usar (para ciertas cosas) globos o zeppelines.
La alternativa a las carreteras, cables y tuberías es la infraestructura distribuida. En lugar de que una central eléctrica produzca la electricidad que llega a tu vivienda, producirla tú en tu azotea usando placas solares (por ejemplo).
Se me ha ocurrido que es posible clasificar a los usuarios (actuales y potenciales) de la infraestructura distribuida, según el tiempo que están usándola, y según el grado de voluntariedad. Es fácil:
- ¿Uso involuntario y durante un tiempo relativamente breve? Refugiados. Se calcula que habrá 150 millones en los próximos años. Lo de "breve" es relativo, porque se habla de un promedio de 7 años.
- ¿Uso involuntario y permanente? Pobres. Hay más de mil millones de personas que viven con unos recursos muy escasos. Más de 500 veces la población de Canarias. Por cada "yo" hay más de 500 "tús".
- ¿Uso voluntario y breve? Excursionistas.
- ¿Uso voluntario y permanente? Monjes, y en general los amantes de la simplicidad voluntaria (al menos, de la que está basada en la infraestructura distribuida, que habrá - puede ser - otras variantes).
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